miércoles, 5 de agosto de 2015

Otro Mas

En el barrio La Reliquia y en otros más que hacen parte de la comuna cuatro de Villavicencio, a la mayoría de mujeres les toca vivir y dormir con quien las agrede y las golpea.
Ella prefieren no denunciar el maltrato por temor a que sea peor la ‘cura que la enfermedad’.

El último caso que ilustra esta situación ocurrió el pasado sábado en una discoteca del barrio Kirpas de la capital del Meta, cuando José Benito Herrera Machado, de 62 años, asesinó a su compañera Elvia María Ramos Herrera, con quien convivía en el barrio La Reliquia desde hacía unos tres meses.
De nada sirvió que días antes un juez de paz hubiera servido de puente para que la pareja conciliara sus diferencias y llegara a un acuerdo. Días después la mujer recibió tres puñaladas mortales.
Jorge Velásquez, juez de paz de la Inspección de policía No. 4 de la comuna 4 de Villavicencio, explicó que la pareja acudió al juzgado de paz para solucionar un problema de convivencia porque el señor (José Benito Herrera Machado) se disgustó con ella, rompió los vidrios de la casa y le lanzó improperios y amenazas.
“En verdad la situación de violencia intrafamiliar y de convivencia es muy complicada aquí porque hay mucho nivel de violencia. De cada cuatro o cinco casos que se denuncian a diario en esta inspección 2 o 3 son de violencia intrafamiliar directa contra la mujer”, se lamentó el juez de paz.
Agregó que se reciben casos de mujeres que llegan mostrando las agresiones físicas o contando que sus compañeros las tienen intimidadas por darles golpizas pero el juez de paz no entiende cómo siguen conviviendo con ellos.
Por las calles de La Reliquia es común escuchar de casos de mujeres que a diario son agredidas y que viven con esposos violentos que se la pasan bebiendo licor y que, por ser el aportante de recursos al hogar, las maltratan o las ponen a que trabajen para mantenerlos.
Muchas dicen que hay bastante miedo y que les toca vivir resignadas al lado de sus agresores porque están amenazadas de no recibir dinero para el diario vivir o quitarles a los hijos.
Lo delicado del asunto, dice Jorge Velásquez, juez de paz de la comuna 4, es que “los jueces de paz tenemos la certeza de que cuando el hombre amenaza a la mujer está anunciando una verdad que en algún momento dado la va a cumplir y las cifras lo demuestran, porque el índice de cumplimiento de la amenaza es del 95 por ciento”.
Precisó que a ellas se les hace énfasis para que vean que sí está amenazada de recibir una golpiza o una agresión, muy seguramente su compañero va a cumplir esa amenaza que le prometió.
“Hay una fuerte intimidación en las mujeres y por eso trabajamos en el proceso de enseñarles una independencia mental en donde ellas puedan interpretar que tienen derechos y que el amparo a la dignidad humana lo contempla la Constitución Nacional”, sostuvo Velásquez.
Fuente: El Tiempo